alergias estacionarias

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Alergia estacional (fiebre del heno)

La alergia estacional, a veces denominada "fiebre del heno" o "rinitis alérgica estacional", cursa con síntomas alérgicos que ocurren durante ciertas épocas del año, generalmente cuando el moho del exterior libera sus esporas y las plantas (árboles, arbustos y hierbas) liberan diminutas partículas de polen al aire para fecundar otras plantas.

Los sistemas inmunitarios de la gente alérgica a las esporas del moho y/o al polen tratan estas partículas (denominadas alérgenos) como si fueran invasoras y liberan sustancias químicas, como la histamina, en el torrente sanguíneo para defenderse contra ellas. Es la liberación de estas sustancias químicas la que ocasiona los síntomas alérgicos.

El recuento de polen mide la cantidad de polen que contiene el aire, de modo que puede ayudar a las personas alérgicas a saber lo malos que podrían ser sus síntomas en un día determinado. Las concentraciones de polen suelen ser superiores por la mañana y en los días cálidos, secos y ventosos e inferiores en los días fríos y húmedos. Aunque no siempre sean exactos, los recuentos de polen que facilitan las predicciones meteorológicas locales pueden ayudar a planificar las actividades al aire libre.

La gente puede ser alérgica a uno o a más tipos de polen y/o de moho. El tipo específico de polen al que sea alérgica una persona determinará cuándo aparecerán sus síntomas. Por ejemplo, en los estados de la parte central del Atlántico de EE.UU., los árboles polinizan entre febrero y finales mayo, el polen procedente del césped y de la grama se libera entre mayo y finales de junio y el polen de las malas hierbas, entre agosto y finales de octubre, de modo que los niños que padecen este tipo de alergias tienen más probabilidades de presentar síntomas más intensos en estas épocas del año. Y las esporas del moho tienden a alcanzar sus máximas cotas entre mediados de verano y finales de otoño, dependiendo de la ubicación.

Hasta un niño que no ha presentado nunca una alergia estacional, la puede desarrollar. Las alergias estacionales se pueden iniciar prácticamente en cualquier momento de la vida de una persona, aunque se suelen desarrollar cuando la persona tiene unos 10 años. Suelen alcanzar su máxima expresión a principios de la segunda década de la vida y los síntomas alérgicos suelen desaparecer en etapas posteriores de la vida adulta.

Signos y síntomas

Si su hijo desarrolla un "catarro" cada año en la misma época, es bastante probable que se trate de una alergia estacional. Los síntomas de la alergia, que suelen aparecer de repente y durar mientras la persona se sigue exponiendo a su alérgeno en particular, abarcan los siguientes:

  • estornudos
  • picor de nariz y/o de garganta
  • congestión nasal
  • secreción nasal acuosa
  • tos

Estos síntomas suelen ir acompañados de picor ocular y de ojos llorosos y/o enrojecidos, lo que recibe el nombre de conjuntivitis alérgica. Si su hijo también presenta resuello, respiración sibilante y sensación de ahogo, es posible que su alergia se haya acabado convirtiendo en asma.

Diagnóstico

Las alergias estacionales son bastante fáciles de identificar porque sus síntomas reaparecen año tras año tras la exposición a alérgenos estacionales.

Hable con el pediatra si cree que su hijo podría padecer este tipo de alergia. Él les preguntará sobre los síntomas que presenta el niño y sobre cuándo suelen aparecer y, basándose en estas respuestas y en la exploración física del niño, debería poder emitir un diagnóstico. En caso negativo, es posible que el pediatra los remita a un alergólogo, quien probablemente solicitará un análisis de sangre y/o pruebas cutáneas para detectar la alergia.

Para determinar la causa de la alergia, los alergólogos suelen solicitar uno de los siguientes tipos de pruebas cutáneas:

  1. Se deja caer sobre la piel una gota del alérgeno en forma de líquido purificado y se pincha suavemente esa área de la piel con un pequeño dispositivo de punción.
  2. Se inyecta una pequeña cantidad del alérgeno bajo la piel. Esta prueba escuece un poco pero no se puede considerar muy dolorosa. Trascurridos unos quince minutos, si aparece un bultito rodeado de un área rojiza (como si se tratara de una picadura de mosquito) en el lugar de la inyección, el resultado de la prueba es positivo.

A pesar de que una prueba cutánea o un análisis de sangre indiquen la presencia de una alergia, el niño también deberá presentar síntomas para poderle diagnosticar una alergia. Por ejemplo, un niño que obtiene un resultado positivo en la prueba para el polen del césped y que estornuda a menudo mientras juega en el césped se podrá considerar que padece una alergia al polen del césped.

Tratamiento

No existe ninguna cura definitiva de la alergia estacional, pero es posible aliviar su sintomatología. Hay que empezar reduciendo o eliminando la exposición a los alérgenos. Durante la estación en que se produce este tipo de alergias, se deben mantener las ventanas cerradas, utilizar el aire acondicionado a ser posible y quedarse en interiores cuando la concentración de polen sea alta.

Pida a su hijo que se lave las manos o que se dé una ducha y se cambie de ropa después de jugar al aire libre. Y un niño con alergia estacional no debe cortar el césped (ya que, al pasar la segadora se levantan partículas de polen y esporas procedentes del moho).

Si la reducción de la exposición al alérgeno es imposible o resulta ineficaz, hay medicamentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas alérgicos. Entre ellos, se incluyen los descongestivos, los antihistamínicos y los espráis nasales que contienen corticoides. Si no se pueden controlar los síntomas alérgicos de su hijo con medicamentos, es posible que su pediatra les recomiende visitar a un alergólogo o a un inmunólogo para que le administre inyecciones contra la alergia (tratamiento conocido como inmunoterapia) con regularidad, lo que puede ayudar a desensibilizar al niño a los alérgenos.