son cada vez más ricos y los pobres… cada vez más pobres

23.08.2013 18:06

Mientras la crisis golpea a las capas
populares y a las clases medias, en Francia,
las grandes fortunas aumentaron su riqueza
en 25% en apenas un año.
Con una producción anual superior a 1,9
billones de euros, Francia, quinta potencia
mundial, jamás ha sido tan rica en su
historia. No obstante, desde 1945, el país
nunca ha tenido a tantos desheredados con
más de 8,6 millones de personas que viven
debajo del umbral de pobreza , o sea más del
14% de la población. Un informe
gubernamental elabora esta alarmante
constatación y reconoce “la masificación de
una precariedad que alcanza a hogares antes
protegidos”.
Los niños y jóvenes en general son las
primeras víctimas de la pobreza. “Cada vez
más jóvenes adultos y niños sólo conocen la
pobreza como condición de futuro”, admite el
gobierno francés de François Hollande. En
efecto, dos de cada tres nuevos pobres, o sea
el 65%, son niños de menos de 18 años. La
pobreza de los menores de edad alcanza el
19,6%. En total, 2,7 millones de niños viven
debajo del umbral de pobreza. Además, el
21,9% de los 18-24 años, o sea más de un
millón de jóvenes, viven en la indigencia. La
situación es aún más dramática en las zonas
urbanas sensibles (ZUS) donde el 49% de los
niños y el 42,5 de los 18-24 años viven en un
hogar pobre.
Por otra parte, el 12% de los jóvenes no
dispone de un diploma y cada año más de
130.000 salen del sistema escolar sin
ninguna calificación. Más del 10% de los
jóvenes de 17 años presentan dificultades
para leer.
Las mujeres de más de 75 años son también
las más vulnerables a la indigencia material.
En efecto, el 14,1% de ellas viven debajo del
umbral de pobreza. El gobierno reconoce que
“la situación de las mujeres de más de 75
años se [ha] deteriorado de modo
significativo”.
Lo mismo ocurre con las familias
monoparentales, en la mayoría de las cuales
el cabeza de familia es mujer. Cerca del
32,2% de ellas viven en la pobreza, o sea un
total de más de 1,8 millones de personas.
Poseer un trabajo no es una protección frente
a la pobreza. Así, cerca de 1,5 millón de
personas activas, o sea el 6,2% de los
trabajadores, viven debajo del umbral de
pobreza. Varios factores, como la precariedad
del empleo, el poco tiempo de trabajo o el
nivel de los salarios, explican esta situación.
Entre los inmigrantes en situación regular, la
tasa de pobreza supera el 40%. El informe
señala que “las personas procedentes de la
inmigración siguen siendo las más
vulnerables al riesgo de pobreza monetaria”.
A la pobreza se agrega la extrema pobreza
(menos del 40% del salario medio, 1.605
euros) que afecta a 2,1 millones de
personas, o sea el 3,5% de la población
francesa. Las autoridades reconocen que “las
situaciones de extrema pobreza se extienden
desde hace varios años”. “El incremento la
tasa de pobreza al 40% […] ilustra también
un deterioro de la situación de los más
pobres”, según el informe.
A la pobreza monetaria y a la extrema
pobreza se añade la pobreza en condiciones
de vida. Cerca del 12,6% de los franceses no
tiene acceso “a los principales derechos
fundamentales, como el acceso a una
vivienda, al sistema de salud, al sistema
bancario, al sistema educativo o a la
formación”. Así, 3,5 millones de personas
declaran padecer frío en su vivienda por no
poder pagar la factura energética, y “el 15%
de la población metropolitana declara
renunciar a cierta atención médica por
razones económicas”. La Fundación Abbé
Pierre señala que existen 3,65 millones de
personas sin una vivienda decente en Francia.
[9] Así, en total, el 26,6% de la población
francesa sufre pobreza monetaria o pobreza
en condiciones de vida.
A guisa de conclusión, el informe
gubernamental señala con sobriedad que
“sólo las categorías más acomodadas se
libran del estancamiento o la disminución de
su nivel de vida”. No se extiende sobre el
tema y hay una razón para ello.
Los ricos son cada vez más ricos
Si la gran mayoría de los franceses sufren la
crisis económica, las categorías más
adinerados nunca han sido tan ricas. En
efecto, las primeras 500 fortunas de Francia
vieron su riqueza global crecer un 25% en un
año. Ésta se establece ahora en 330.000
millones de euros y nunca ha sido tan
elevada. Incluso aumentó en un 300% en los
últimos diez años y representa ahora más del
15% del PIB y el 10% del patrimonio
financiero del país. Así, el 0,000001% de la
población posee el 10% de la riqueza
nacional, dicho de otra manera, el 1/10 de la
riqueza se encuentra entre las manos del
1/100.000 de la población.
Esta oligarquía financiera cuenta con 55
personas cuya fortuna supera los 1.000
millones, o sea 10 más que el año pasado. El
más pobre de los 500 millonarios posee 64
millones de euros de patrimonio. El top 10 de
la clasificación vio su riqueza aumentar en
30.000 millones de euros en apenas un año
para alcanzar 135.000 millones de euros.
Bernard Arnault, director general de LVMH,
posee una fortuna de 24.300 millones de
euros, un incremento de 3.100 millones con
respecto al año anterior. Liliana Bettencourt,
heredera de l’Oréal, presenta un patrimonio
de 23.300 millones, un aumento de 7.900
millones. Gérard Milliez del grupo Auchan con
19.000 millones, Bertrand Puech de Hermès
con 17.400 millones, el vendedor de armas
Serge Dassault del grupo Marcel Dassault con
12.800 millones, François Pinauld del grupo
Kering con 11.000 millones, Vincent Bolloré
del grupo Bolloré con 8.000 millones, Pierre
Castel (cerveza) con 7.000 millones, Alain
Wertheimer de Chanel con 7.000 millones y
Xavier Niel de Free con 5.900 millones,
completan la lista.
Esta concentración extrema de riqueza
contrasta con la explosión de la pobreza y de
la extrema pobreza en Francia e ilustra la
imperiosa necesidad de una justa y equitativa
repartición de las riquezas. Semejante poder
financiero en manos de una ínfima minoría
de opulentos le da una influencia
considerable sobre las decisiones políticas
que toman los gobernantes y un poder
desmesurado sobre los destinos de la nación.
Ya en 1789 Maximilien Robespierre advirtió
de los peligros que representaba la
oligarquía para la democracia y denunció “el
yugo de la aristocracia de los ricos, la más
insoportable de todas”: “Los ricos quieren
todo, quieren invadir todo y dominar todo. Los
abusos son la obra y el dominio de los ricos,
son las plagas del pueblo: el interés del
pueblo es el interés general, el de los ricos es
el interés particular”. Quizás sea tiempo de
meditar estas palabras.