Se reduce el agujero de ozono en la Antártida
La Administración Nacional Oceánica y
de la Atmósfera (NOAA) informó que
este año, el área del agujero de ozono
sobre la Antártida se redujo, y es una
evidencia alentadora de que funcionan
las medidas para frenar su extensión.
“No podemos decir que esto representa
la recuperación, pero sin duda es una
buena noticia”, dijo en un comunicado,
Bryan Johnson, del Laboratorio de
Investigaciones del Sistema Terrestre
(ESRL) de la NOAA en Boulder, Colorado.
Johnson trabaja con un equipo de la
NOAA y del Instituto Cooperativo para la
Investigación en Ciencias Ambientales
(CIRES) de la Universidad de Colorado en
el seguimiento y comprensión del
comportamiento de la capa de ozono en
la región del Polo Sur.
El agujero de ozono sobre la Antártida
comenzó a hacer una aparición anual en
la década de 1980, provocado por el
cloro liberado de sustancias químicas
sintéticas llamados clorofluorocarbonos
(CFC).
Un centenar de países acordaron en el
marco del Protocolo de Montreal de
1987, eliminar la mayoría de las
sustancias que agotan el ozono y que se
utilizaban en los extintores de incendios
y otras espumas, aerosoles, disolventes,
refrigerantes y en otras industrias.
De acuerdo con las observaciones de la
NOAA, los niveles de cloro en los polos
alcanzaron su máximo a principios de la
década pasada y ahora están en declive.
“Se necesita de un tiempo para que la
atmósfera rompa estos productos
químicos de larga duración, y algunos
pueden permanecer en la atmósfera
durante 100 años”, explicó el científico
atmosférico Steve Montzka, quien
también es miembro del CIRES.
Cuando las condiciones son adecuadas,
como las que se presentan en la
primavera antártica, el cloro de los gases
que agotan el ozono pueden romper
rápidamente las moléculas de ozono,
provocando la reducción de su capa
sobre la Antártida a la mitad, en tan sólo
un par de semanas.
Los informes meteorológicos de la
Organización Meteorológica Mundial
(OMM) reportaron que el agujero de
ozono sobre la Antártida se extendía a 19
millones de kilómetros cuadrados a
finales de septiembre pasado,
aproximadamente del tamaño de Estados
Unidos y Canadá juntos.
En comparación, el agujero de ozono
antártico se extendía a más de 20.7
millones de kilómetros cuadrados el año
pasado, y a más de 25 millones de
kilómetros cuadrados en el año récord
de 2006.
Los niveles de ozono en el Polo Sur
siguen registrando una reducción en
cada primavera antártica, cuando se da
en la atmósfera una coincidencia de
factores ambientales y de sustancias
químicas hechas por el hombre, que
provocan reacciones que se come la
capa protectora de ozono.
De acuerdo con la NOAA, este año los
niveles de ozono no cayeron tan bajo
como lo han hecho en los últimos años,
al reducirse solo a cerca de 25 unidades
Dobson (DU) a finales de septiembre
entre los siete y los 20 kilómetros de
altitud. En años anteriores, se registraron
desplomes a menos de 10 DU.
En el comunicado, la NOAA expresó su
optimismo de que esta sea una señal de
la eficacia del Protocolo de Montreal,
que probablemente muestre signos de
recuperación del agujero de ozono sobre
la Antártida durante la próxima década