Mala prensa para Medellín en 'The Independent'
Una vez más un medio de comunicación de
habla inglesa pone el ojo en Colombia. Luego
de que el diario estadounidense
The Washington Post le dedicara un artículo a
las disputas entre el mandatario Juan Manuel
Santos y el expresidente Álvaro Uribe, el
turno ahora es para la capital antioqueña.
Esta vez, el diario británico The Independent
publica un artículo titulado ‘Colombia: The
virgin auctions in Pablo Escobar’s home
town’ (Colombia: las subastas vírgenes en la
ciudad natal de Pablo Escobar), donde revela
que “detrás de la fachada cosmopolita de
Medellín, las bandas criminales engañan a
niñas de hasta diez años para vendérselas al
mayor postor”. (Vea el artículo original).
“Cuide a su niña o la venden” es una frase
común en los barrios marginales de las
montañas. La advertencia –o amenaza,
dependiendo de quien provenga– es literal.
Las bandas criminales que mandan en los
barrios deprimidos, conocidos como comunas,
reclutan niñas de 10 a 15 años y subastan sus
virginidades entre traficantes de drogas y
turistas extranjeros”.
El texto publicado el pasado 8 de octubre
explica que la selección de las jóvenes se
lleva a cabo según su apariencia y son
reclutadas por jefes de pandillas u otras niñas
de las bandas, que actúan como reclutadoras.
“Comienzan por atraerlas con incentivos de
una cultura de alto consumismo”, le dijo a
The Independent Luis Pardo, director de la
ONG Corporación Consultoría de Conflicto
Urbano (C3), quien ha investigado el
fenómeno durante el último año. “Les ofrecen
ropa de marca, idas a restaurantes de lujo,
whisky de alta gama y cocaína. Así, las niñas
terminan siendo parte de esta red”.
Una vez dentro de su zona de influencia, la
pandilla protege a las menores. “Cuando se
decide que una niña será subastada, ningún
hombre del barrio puede tocarla, molestarla
y, más que todo, tomar su virginidad”, afirmó
Pardo.
Así mismo, las familias de las niñas quedan
atrapadas en la ‘red clásica’ de la
delincuencia organizada. Si aceptan las
propuestas de las bandas, reciben ayuda
financiera para aliviar la pobreza extrema que
caracteriza la vida en las comunas. Si se
niegan, pueden abandonar sus hogares y
unirse a las filas de los más de 10.000
desplazados anuales de la ciudad; también
pueden esperar una bala desde la parte de
atrás de una moto en marcha, o el golpe en
la puerta que marcará la última vez que se
vean con vida, reza el artículo.
"No hay evidencias"
El diario, además, señala que informar sobre
los avances en esta materia pocas veces es
una opción ya que son las bandas criminales y
no el Estado las verdaderas autoridades en
las comunas: "Estos grupos no sólo controlan
las actividades criminales sino que regulan la
vida cotidiana, incluso resuelven disputas
entre vecinos y cobran sus propios impuestos
en la forma de una ‘vacuna’ semanal, un
término local empleado para las extorciones".
Las bandas operan el crimen organizado como
los soldados de a pie de Medellín y tienen el
control de los territorios en nombre de uno de
los dos contendientes de las redes mafiosas:
los restos del imperio criminal del
narcotraficante Pablo Escobar, que ahora se
llama la Oficina de Envigado, y el ejército
narcoparamilitar de los Urabeños.
Estas asociaciones aseguran el alcance de las
pandillas que se extiende mucho más allá de
estos barrios, e incluso en las entidades de
seguridad del Estado, donde la corrupción es
rampante. En este contexto, explica el diario,
las conexiones de las pandillas no sólo
facilitan el movimiento de las niñas a través
de las redes criminales, sino que
prácticamente garantizan el silencio de las
víctimas.
"La gente tiene miedo de denunciar, incluso
de hablar por el temor que les tienen a estos
actores armados", dijo un entrevistado por el
diario que trabaja con la juventud quien ha
visto a las niñas bajo su cuidado desaparecer
en la vida de pandillas y que no quiso ser
identificado por temor a represalias, con
respecto a la Comuna 13, un sector
desgarrado por la violencia. "El silencio se ha
convertido en un cómplice."
Las víctimas contactadas por el diario
británico dijeron que, desde las revelaciones
del informe C3, las pandillas les habían
advertido que las matarían si hablaban de sus
experiencias.
El estudio se realizó entre 2011 y 2012 en el
centro de la ciudad. En él se revela que los
combos delincuenciales subastarían a las
niñas vírgenes mediante redes de explotación
sexual por precios entre 200.000 y 5 millones
de pesos. Sin embargo, la administración de
la ciudad manifestó que no existen evidencias
sobre casos relacionados y dijo que el
informe está marcado por los intereses
políticos.
“Luis Guillermo Pardo… es el vocero de
Firmes, que es el movimiento de Luis Pérez,
el candidato que perdió la Alcaldía con Aníbal
Gaviria y que hasta el momento no lo ha
aceptado”, le dijo el Secretario de Gobierno
de Medellín, Jorge Mejía, al diario El Tiempo.
Sobre estas aseveraciones, el Vicealcalde de
Gobernabilidad encargado de Medellín, Luis
Fernando Suárez, le dijo a Semana.com : “no
conozco el documento final del C3, por tanto
no me puedo referir al trabajo como tal o a
qué nivel de cualificación y calidad tiene”.
Suárez asegura, además, que “no nos interesa
ocultar la problemática. Sí hay explotación de
menores en Medellín y el primer camino para
solucionar el problema es reconocerlo. Lo que
se puede cuestionar es la dimensión que se le
da al tema en el estudio, pero sí nos prende
una alerta y nos obliga a indagar y exigirles
resultados a autoridades competentes como
la Policía y la Fiscalía”.
"Reconocemos que hay grandes dificultades
con organizaciones delincuenciales que no
son nuevas. Mucho de lo que hay es la
herencia del narcotráfico de los ochentas y
noventas con organizaciones armadas
asociadas a las Bacrim y que tienen recursos
económicos (propios)", dijio.
Una fachada
A cerca del destino final de las menores
involucradas en las subastas, el artículo
afirma que algunas se ofrecen para las orgías
de los señores de la droga y capos mafiosos
“que controlan el mundo subterráneo de
Colombia, continuando una tradición iniciada
por Pablo Escobar, cuya demanda de vírgenes
adolescentes era notoria. Lo cierto es que una
vez entregadas en venta, pocas regresan".
"Esta es la primera experiencia (sexual) de
una niña ", dijo Pardo. "Pasan de las manos
de un capo de capos a otro y al final se
vuelven prostitutas". Según el diario inglés,
muchas son comercializadas con turistas
extranjeros.
Los adelantos en materia de seguridad de la
última década han mejorado la reputación
internacional de Medellín, haciendo que
pasara de una zona de guerra dominada por
las drogas y la violencia extrema, a una
ciudad cosmopolita y pujante para abrirse al
turismo.
Sin embargo, con su reputación de ciudad de
hermosas mujeres y leyes laxas de
prostitución –que es legal en mayores de 18
años y si no hay intermediarios involucrados–
el lado oscuro de la afluencia de visitantes
extranjeros representa un auge en el turismo
sexual.
Con la reducción de la tasa de homicidios en
la ciudad, las redes de turismo sexual
surgieron rápidamente, señala el artículo,
muchas de ellas dirigidas por extranjeros que
guían ilegalmente a los turistas a través de
los prostíbulos. De esta forma, el comercio
sexual local es supervisado por las pandillas
callejeras más grandes o los anillos
especializados en este tipo de comercio.
Según el C3, estas redes contactan a sus
clientes de confianza para ofrecerles folletos
con una pequeña selección de las menores en
subasta, o catálogos en línea hasta con 60
niñas. Luego, a los clientes se les da un
número PIN secreto que les permite acceder
a la página web de subastas. Los
compradores hacen una oferta con precios
que, según el C3, pueden llegar a los cinco
millones de pesos para tomar la virginidad de
la niña. Una vez finalizada la subasta, se
eliminan los sitios y se destruyen los folletos.
Después de la experiencia, las jóvenes muy
raramente regresan a la vida familiar y, por
el contrario, se sumergen en los bajos fondos
de Medellín.
"Lo que sucede es que las niñas empiezan a
tener una vida diferente porque tienen acceso
al dinero y con este, a las drogas", dijo el
hombre no identificado que trabaja con la
juventud. "Terminan lejos de sus casas, se
involucran con pandilleros; su forma de vida
cambia desde muy jóvenes".
La contratación y el abuso de niñas por medio
de las pandillas no sólo es una cuestión de
seguridad, sino cultural, le dijo al diario la
directora de la ONG Vamos Mujer de Medellín
identificada como Clara Inés. "En el contexto
de la guerra, y en el contexto de la
‘narcotización’ de la cultura, las mujeres han
pasado de ser consideradas como objetos
sexuales para convertirse en mercancía. Las
mujeres se han convertido en un botín de
guerra".
Las autoridades de Medellín dicen que son
conscientes de la práctica, pero sus esfuerzos
para combatirla están limitados por el silencio
que rodea el tema. También dicen, según The
Independent , que sus limitaciones se deben
al hecho de que muchas de las niñas que se
preparan para entrar en la industria del sexo
ingresan a la vida de pandilla
voluntariamente.
"Desde muy temprana edad, lo ven como algo
natural, algo normal", dijo Jesús Sánchez,
defensor de los derechos humanos en
Medellín. “Hay casos en que los padres le
llaman la atención, le piden al Estado que
intervenga, pero la niña dice que no quiere
ser parte de un programa de protección, que
quiere permanecer en el ambiente y
pertenecer al grupo".
Sin embargo, muchos de los que trabajan con
las víctimas dicen que la respuesta de las
autoridades ha sido débil. “Este fenómeno
existe y empeora cada día, pero no hay una
acción del Estado o de la policía”, afirma
Pardo.
Pardo cree que la situación es un claro
ejemplo de la creciente brecha entre la
fachada de Medellín que se le presenta al
mundo y la realidad de pobreza y de violencia
que sigue rampante en las comunas, donde la
prostitución infantil y las subastas de vírgenes
son sólo otro horror cotidiano que soportar.
"Esto se ha convertido en parte del paisaje,
parte de la cruel realidad de la otra Medellín,
la que no es visible, la que no aparece en los
medios de comunicación, la que no está
relacionada con los grandes proyectos de
construcción y restaurantes de lujo", señaló
el presidente de Corporación Consultoría de
Conflicto Urbano. "En las comunas, la falta de
oportunidades y la pobreza son las que
reinan".
Pero Luis Suárez afirma que “lo que saca The
Independent se difundió hace más o menos
un mes en Medellín con una cobertura
relativamente amplia. A esa problemática la
llamamos explotación sexual y comercial de
niños. La alcaldía viene trabajando el tema
con frentes de trabajo conformados por la
policía, la fiscalía, el ICBF; una mesa de
trabajo con organizaciones no
gubernamentales, universitades, etcétera,
para prevenir la explotación sexual de
menores y reaccionar frente a ella… es una
prioridad, así que no nos cogió fuera de base
porque lo venimos trabajando”.