El vicio de fumar, ¿es culpa del hombre de Neandertal?

05.03.2015 16:57

El cruce del Homo Sapiens y el hombre de
Neandertal derivó en una serie de
enfermedades y dolencias para el hombre
moderno como la diabetes tipo dos y el
lupus.
La inclinación del hombre por fumar
parece haber estado en nuestros genes
mucho antes de que los indígenas
americanos utilizaran el tabaco en sus
rituales y los europeos lo llevaran a su
continente en el siglo XVI.
Esa pasión por el cigarrillo –condenada como
vicio y calificada como mortífera- parece
tener su origen de un cruce prehistórico entre
el Homo Sapiens y el hombre de Neandertal,
después de que nuestra especie abandonara
lo que hoy se conoce como África, según un
informe revelado en la revista Nature esta
semana.
Pero no solo fue la debilidad por fumar.
Algunas enfermedades que actualmente
sufre el ser humano como la diabetes tipo 2 y
la enfermedad de Crohn, entre otras, también
vienen de aquel cruce de caminos.
El estudio del genoma de nuestra especie, el
Homo Sapiens, había revelado el cruce
genético con esta especie ancestral.
Sin embargo, todavía no se había podido
establecer qué implicaciones habían
generado en la salud del ser humano después
de ese "encuentro" histórico.
Asunto que logró defenir este estudio, que
determinó que entre el 2% y el 4% de la
huella genética de los no-africanos viene de
los Neandertales.
Y con un exámen sistemático de los genomas
de 1.004 personas, el líder de la
investigación, Sriram Sankararaman y sus
colegas, lograron identificar las zonas donde
todavía se pueden observar versiones
"Neandertales" de distintos genes.
Entonces sucedió la coincidencia y la
sorpresa: el gen que estaba relacionado con
la dificultad para dejar de fumar resultó ser
una versión "Neandertal".
Lo extraño es que todavía no existe ninguna
evidencia de que este "primo" ancestral se
dedicara a fumar en sus horas de ocio o
trabajo.
Ahora, lo que sostienen los investigadores es
que el gen puede tener más implicaciones, y
que su relación con fumar solo sería una
derivación moderna de algo más severo. Nuevos campos
Otro de los hallazgos de esta investigación
fue determinar que el ADN del Neandertal no
está distribuido de modo uniforme en el
genoma humano, y que además es habitual
encontrarlo en alteraciones genéticas de la
piel y el cabello.
No todo fue malo: el cruce sirvió para
mejorar la adaptación del ser humano a
los climas helados.
Esto sugiere, advirtieron los investigadores,
que estos rastros le permitieron a los
humanos una rápida posibilidad de adaptarse
a los ambientes helados que encontraron
cuando se mudaron hacia la región conocida
como Eurasia.
Allí sucedió el encuentro con los
Neandertales, quienes llevaban miles de años
adaptándose a esas difíciles condiciones
climáticas.
Pero éstos seres primitivos se extinguieron
después de alcanzar a cubrir la zona que va
desde las islas británicas hasta Siberia,
30.000 años atrás, mientras que el Homo
Sapiens se expandía desde lo que ha sido
considerado su tierra natal: África.
Los vestigios genéticos del hombre de
Neandertal fueron encontrados en regiones
donde los genomas están relacionados con la
pigmentación de la piel.
"Nosotros hallamos que los genes de la piel
de esta especie hicieron que los europeos y
los asiáticos del Este se ajustaran mucho
mejor al ambiente", explicó Benjamin Vernot
de la Universidad de Washington y co-autor
de un estudio aparte publicado en la revista
Sciencie.
Los genes relacionados con los filamentos de
queratina, una proteína fibrosa que es
necesaria para la dureza de la piel, el cabello
y las uñas, también se enriquecieron con el
ADN de la especie extinta.
Esto puede haber ayudado a proporcionar a
los recién llegados a la parte alta de Eurasia,
un aislamiento más grueso contra el frío,
sugiere la investigación.
"Es tentador pensar que los Neandertales
estaban ya adaptados a un ambiente no-
africano y que eso le dio beneficios genéticos
a los hombres modernos", dijo el profesor
David Reich, de la Escuela de Medicina de
Harvard y co-autor de la investigación en
Nature. Un legado dificultoso
Pero cómo nos ayudó a salvarnos del frío en
nuestras primeras incursiones fuera del
trópico, también nos legó una larga lista de
enfermedades como la diabetes tipo 2, la
depresión, lupus, la cirrosis biliar –un
enfermedad autoinmune del hígado- y la
enfermedad de Crohn.
En el caso de esta última dolencia, el
Neandertal nos heredó el aumento de
posibilidades de adquirirla.
Pero surge una pregunta ¿Estos seres
primitivos realmente sufrieron estas
enfermedades o simplemente nos
traspasaron el riesgo de adquirir dolencias a
través de nuestro código genético?
"Nosotros no tenemos el suficiente
conocimiento sobre la genética del hombre
Neandertal para responder a esa pregunta",
le dijo a la BBC el doctor Sankararaman.
Sin embargo, para Joshua Akey, de la
Universidad de Washington, no es algo
imposible de establecer.
"La mezcla de estas dos especies sucedió
hace poco en términos evolutivos, así que no
se puede esperar que las herencias que nos
quedaron se borren de un momento a otro",
afirmó.
Y añadió que "lo que estamos viendo es una
extensión de un genoma extinto que se está
purgando de forma lenta, pero progresiva".
Una de las herencias del cruce entre las
dos especies fue la dificultad para dejar
de fumar.
Selección natural
Sin embargo, en algunas partes de nuestro
genoma estaban desprovistas de ADN del
hombre Neandertal, lo que sugiere que
ciertos genes fueron tan nocivos en la
descendencia de este emparejamiento, que
durante los últimos años el hombre moderno
los ha borrado de forma activa de su genoma
a través de la selección natural.
"Encontramos que muchas zonas del ADN del
hombre actual cargan con una pequeña
muestra o ninguna de este ancestro", explicó
Sankararaman.
Y aclaró que "la reducción del ancestro
Neandertal fue probablemente a causa de la
selección de genes que eran malos y
defectuosos para nosotros".