El protocolo de los golpes de Estado

19.07.2013 04:00

Hay ciertas costumbres que mantener
cuando se declara un golpe de
Estado.
La declaración del general Abdel Fattah
al-Sisi, el 3 de julio en Cairo, Egipto, se
ajustó a un libreto y vestuario, que data
de al menos cuatro décadas.
Un general tosco lee un comunicado en
la televisión estatal en el que informa
que, renuentemente, las Fuerzas Armadas
han decidido tomar medidas para salvar
al país.
El general tiene que asegurarse de que
proyecta la imagen correcta: necesita un
uniforme impecable, equipado con
medallas.
Necesita también un podio o, al menos,
una mesa sólida. Las gafas son
opcionales.
La apariencia del general cuando lee la
declaración puede convertirse en la
imagen definitoria de su país en el
mundo exterior y ciertamente será una
imagen que recordará su propio pueblo.
La declaración también debe seguir
cierto formato.
El general debe subrayar que el ejército
está cumpliendo a su deber patriótico.
Ante todo, el líder debe evitar calificar
sus acciones con la palabra "golpe",
pues podría hacerlo parecer un bandido.
La palabra preferida es "intervención".
Marcando la pauta
Pinochet y su junta usaron el vestuario,
escenificación y lenguaje que se mantendría
posteriormente.
Los pioneros en el arte del comunicado
del golpe de Estado fueron el general
Augusto Pinochet y los miembros de su
junta en Chile en septiembre de 1973.
Los cuatro líderes militares aparecieron
en uniforme detrás de una mesa sólida.
"Las fuerzas armadas y de orden
actuaron sólo bajo la inspiración
patriótica de sacar al país del caos que
en forma aguda lo estaba precipitando el
gobierno marxista de Salvador Allende",
anunció el Pinochet. "La junta
mantendrá el poder judicial... las
Cámaras quedarán en receso hasta nueva
orden. Eso es todo".
Su colega Gustavo Leigh añadió unas
palabras que le sirvieron a generales
futuros en busca de inspiración para sus
propias declaraciones: deber patriótico,
sacrificio, apoyo del pueblo.
"Por los sagrados intereses de la patria
nos hemos visto obligados a asumir la
triste y dolorosa misión que hemos
acometido", declaró Leigh. "No tenemos
miedo. Sabemos la responsabilidad
enorme que cargará sobre nuestros
hombros. Pero tenemos la certeza, la
seguridad, de que la enorme mayoría del
pueblo chileno está con nosotros".
En equipo
En Fiji ha habido varios golpes de Estado y
todos siguen el protocolo establecido.
Los generales chilenos de 1973
decidieron sentarse juntos, y así lo
hicieron los egipcios en 2013.
Eso da la apariencia de igualdad y trabajo
de equipo, pero también puede crear
problemas en el futuro.
Los oficiales militares chilenos se
tuvieron que asegurar de que las puertas
fueran lo suficientemente anchas para
que pudieran entrar todos al mismo
tiempo en las apariciones públicas.
Eventualmente, el general Pinochet
decidió que gobernaría sólo. Y lo hizo
hasta 1990. Más de 3.000 personas
perdieron la vida durante sus años de
gobierno militar.
En solitario
A veces un
general decide
que es mejor
aparecer solo. En
septiembre de
1980, el general
turco Kenan
Evren apareció
en la televisión
ataviado con su
uniforme para
declarar el fin del
gobierno civil. Su
libreto fue el
estándar de una
declaración de
golpe de Estado.
"Las Fuerzas Armadas de Turquía
tuvieron que tomarse la administración
del país para mantener el bienestar y
felicidad de la nación turca, para
proteger la unidad del país y la nación".
"Nosotros, los comandantes, oficiales,
suboficiales y soldados estamos listos a
sacrificar nuestras pertenencias, incluso
nuestras vidas, por el país y el bienestar
y la felicidad de la nación".
El discurso del general Evren marcó el
inicio de tres años de gobierno militar
durante el cual se estima que 650.000
personas fueron detenidas.
En el éxito
El formato estándar de la declaración del
golpe de Estado también puede ser
usado para declarar uno fallido.
En febrero 1981, los oficiales de la
Guardia Civil Española asaltaron el
parlamento con la esperanza de
provocar una sublevación militar más
amplia.
El rey Juan Carlos decidió frenar el
intento. Tarde en la noche, se puso su
uniforme de comandante en jefe,
consiguió una mesa sólida y requisó un
espacio televisivo.
"La Corona, símbolo de la permanencia y
unidad de la Patria, no puede tolerar en
forma alguna acciones o actitudes de
personas que pretendan interrumpir por
la fuerza el proceso democrático que la
Constitución votada por el pueblo
español determinó en su día, a través de
referéndum", declaró el monarca.
La intervención de Juan Carlos ayudó a
asegurar la supervivencia de la joven
democracia española. Más de tres
décadas después, el discurso del rey en
su uniforme militar sigue siendo la única
acción definitoria de su reinado.
En el fracaso
A Morsi no le dejaron transmitir su mensaje:
el dominante era el de al-Sisi.
Quienes están en el lado errado del
golpe -líderes de intentonas o
presidentes depuestos, por ejemplo- a
menudo tratan de transmitir sus propios
mensajes.
El depuesto presidente egipcio Mohamed
Morsi difundió una declaración en un
video a través del sitio web presidencial
insistiendo en que aún era el presidente
constitucional, pero sus palabras fueron
rápidamente sacadas del espacio virtual.
Perdedores anteriores optaron por
medios más tradicionales: radio o
televisión.
En febrero de 1992, el comandante Hugo
Chávez trató de derrocar al gobierno
pero falló. Pero le permitieron transmitir
un mensaje por televisión para sus
colegas golpistas.
"Compañeros: Lamentablemente, por
ahora, los objetivos que nos planteamos
no fueron logrados en la ciudad capital",
señaló. "Nosotros, acá en Caracas, no
logramos controlar el poder. Ustedes lo
hicieron muy bien por allá, pero ya es
tiempo de reflexionar y vendrán nuevas
situaciones y el país tiene que
enrumbarse definitivamente hacia un
destino mejor".
Ese "por ahora" del discurso no pasó
desapercibido. Sus palabras formaron la
base de una plataforma política que lo
llevó a ser electo presidente de
Venezuela seis años más tarde, un cargo
que ocupó hasta su muerte en 2013.
El adiós
Allende se despidió por radio de su patria
cuando comprendió que ya no había vuelta
atrás.
Quizás la declaración más famosa de un
derrotado fue hecha por el presidente
de Chile Salvador Allende en la mañana
en la que fue depuesto, ese septiembre
de 1973.
Durante el ataque militar en su contra,
Allende hizo una última transmisión
radial desde el palacio presidencial de La
Moneda.
"Trabajadores de mi Patria, tengo fe en
Chile y su destino. Superarán otros
hombres este momento gris y amargo en
el que la traición pretende imponerse.
Sigan ustedes sabiendo que, mucho más
temprano que tarde, de nuevo se abrirán
las grandes alamedas por donde pase el
hombre libre, para construir una
sociedad mejor".
Allende murió más tarde ese mismo día.
Sus palabras de despedida están ahora
grabadas en una estatua afuera del
palacio presidencial.