Abandono total; unos 3.700 niños sirios viven refugiados en Líbano y Jordania sin sus padres
Unos 3.700 niños sirios viven como
refugiados en Líbano y Jordania sin
ninguno de sus padres, muchos de los
cuáles cruzaron la frontera totalmente
solos, sin la compañía de ningún adulto
que se haga cargo de ellos, según un
informe de ACNUR.
El informe “El futuro de Siria: niños
refugiados en crisis”, del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para
los Refugiados (ACNUR), es el primer
estudio que analiza en profundidad la
situación de estos menores refugiados en
Líbano y Jordania, donde se concentra el
60 % del total de 1,1 millones de niños
sirios refugiados registrados.
Las principales razones por las que
huyen solos son por el fallecimiento de
sus progenitores, porque éstos han sido
detenidos por fuerzas gubernamentales o
rebeldes en la zona de conflicto o
porque sus padres les envían a los países
vecinos para evitar que sean reclutados
por estos grupos armados.
“Soledad, inseguridad y aislamiento son
los principales traumas que atraviesan
estos niños separados de su familia”,
explicó en la presentación del estudio en
Ginebra el director de protección
internacional de ACNUR, Volker Turk.
Además, unas 70.000 familias sirias
refugiadas en estos países han perdido a
la figura paterna o cabeza de familia, lo
que ha obligado a trabajar a niños de
incluso siete años, “durante largas horas
y por poco dinero”.
“Casi uno de cada dos hogares de
refugiados encuestados dependen en
parte o en su totalidad de los ingresos
generados por un niño”, subrayó.
El estudio, que recoge los testimonios de
270 niños, constata las “cicatrices físicas
y emocionales” que están sufriendo estos
menores, obligados a abandonar sus
casas, perdiendo familiares y amigos en
el camino, y a emprender un largo
camino hasta la frontera, “expuestos a
abusos, explotación y reclutamiento”.
El 29 % de los niños entrevistados dijo
haber tenido que cambiar de hogar -
apartamentos derruidos, refugios
improvisados o tiendas- en ese tránsito a
los países vecinos al menos una vez por
semana.
Además de trauma psicológico que se
esconde detrás de este éxodo, que les
provoca episodios de ira, ataques de
pánico o desconfianza, muchos de estos
niños presentaban heridas de guerra a su
llegada a los campos de refugiados.
En el Líbano, en los primeros seis meses
del año 741 niños refugiados fueron
ingresados en hospitales por heridas de
guerra; mientras que en el campamento
de Za’atri de Jordania más de 1.000
fueron tratados por estas lesiones en el
último año.
Durante las discusiones de grupo,
muchos menores expresaron su deseo de
volver a Siria para luchar, detalla el
informe.
En cuanto al acceso a la educación, el
informe muestra que hay más niños
sirios fuera de la escuela que dentro,
situación especialmente grave en Líbano,
donde sólo recibe clases un 20 % de los
270.000 sirios en edad escolar, cifra que
para finales de año excederá la de niños
libaneses que acuden a la escuela
pública.
Más de la mitad de los niños sirios en
Jordania no están registrados en el
sistema escolar del país, que acoge a
más de 83.000 refugiados.
Otro síntoma preocupante de la crisis es
la gran cantidad de bebés nacidos en el
exilio sin actas de nacimiento, un
documento esencial para que no sean
considerados apátridas.
En el Líbano, el 77 % de los 781 bebés
nacidos en el exilio no cuentan con un
certificado de nacimiento oficial;
mientras que en Za’atri (Jordania), unos
1.400 nacidos entre noviembre de 2012
y julio de 2013 no recibieron este
documento.
El conflicto sirio ha provocado el mayor
éxodo de población conocido hasta la
fecha, unos 2,2 millones de refugiados,
de los que más de la mitad son menores
y el 75 % de éstos tiene menos de 12
años.